viernes, 4 de abril de 2008

MATRIMONIO HOMOSEXUAL UN DESAFIO A DIOS (I)


El sexo y la sexualidad de cada persona han sido definidos por la naturaleza al momento de su concepción y por Dios antes de su concepción; y así nacemos con los órganos que correspondan a esa sexualidad, que Dios ha querido darnos. Así también nacemos con otros órganos como los ojos y otros miembros como las manos. Y también nos ha dado una completa libertad y libre albedrío para hacer con nuestros órganos o con nuestros miembros lo que mejor nos plazca; pero previamente nos hace saber desde siempre, lo que es bueno y lo que es malo; y Dios se da la molestia de recordárnoslo siempre, como un padre amoroso, que es.

Tenemos la libertad de escoger qué hacer con la habilidad de las manos, o con nuestra sexualidad. Podemos escoger libremente usar las manos, y un cuchillo para cortar y servir un suculento pastel que alegre a alguien; o podemos usar las mismas manos y el mismo cuchillo para asesinar a un hermano y hacer un terrible daño. Evidentemente los resultados y las consecuencias de ambas acciones son diametralmente opuestas; y ambas provienen del libre albedrío de la persona. Y, mientras la acción de alegrar a alguien con el pastel, le agradaría a Dios; la otra, la de asesinar a un hermano le sería abominable.

Así también podemos elegir libremente que hacer con nuestra sexualidad. Usar nuestra sexualidad para formar una pareja en un matrimonio que agrade a Dios y nos de su bendición; o usar la sexualidad en actos y contactos abominables a los ojos de Dios, y abominables a los ojos de los hombres honestos. También ambas opciones tienen resultados diametralmente opuestos; mientras la relación del matrimonio que Dios bendice, le resulta agradable a sus ojos; la relación entre seres del mismo sexo le resulta abominable, al extremo de legislar para los hebreos el extirpar el homosexualismo de raíz y con la muerte; para que su pueblo escogido sea bendecido.

Hay una pregunta que frecuentemente se plantea sobre el asunto de la sexualidad: "¿Entonces los hombres y mujeres no tienen derecho a escoger su sexualidad para ser felices?"

Los hombres y las mujeres, no sólo tienen derecho de escoger su sexualidad, sino que siempre escogen libremente sus actos, con los que buscan y “encuentran la felicidad”, Dios jamás les va impedir escoger libremente sus actos para “ser felices”, solo hay que tener mucha claridad de lo que uno escoge; puede escoger un camino que lo ponga bajo el manto de Dios o puede escoger un camino opuesto que lo ponga bajo el dominio del diablo, ambos caminos son de su libre elección.

Esa “felicidad” escogida, unos la encuentran en el matrimonio que Dios bendice; es decir en el camino recto de Dios; y otros dicen encontrarla en actos perversos abominables a Dios; como en la pedofilia, el adulterio, la sodomía u otros. Un pedófilo encuentra “la felicidad” en la violación a una inocente criatura, y estará “feliz” mientras se encuentre cerca de niños que pudieran ser sus víctimas. Un adúltero será “feliz” en sus actos de adulterio. Un sodomita será “feliz” en sus actos contra natura. Pero todas estas “felicidades” son abominaciones para Dios y lo entristecen, y por tanto es aborrecible para los hombres de recto corazón.

Dios ama a los heterosexuales que caminen en su Ley, y también ama a los heterosexuales y homosexuales que cometen actos abominables; porque Dios es su padre; padre de todos. Y como todo padre siempre espera que sus hijos caminen en su Ley, y espera que los que han escogido al diablo como su padre vuelvan a él. Siempre espera que los que cometen abominaciones vuelvan a su camino, reconozcan lo abominable de esos actos y se arrepientan de todo corazón, dejando y rechazando esos actos aborrecidos.

La primera página de la Biblia, en Génesis 1:27, nos enseña que Dios creó al ser humano "varón y hembra", o sea hombre y mujer, no homosexual ni lesbiana. Esto indica que el ser humano fue creado en dos personas de anatomía diferente, y cada uno con una naturaleza orgánica distinta y definida, propia para los fines de la procreación. En este mismo libro sagrado, la Palabra de Dios también nos habla de la unión matrimonial entre el hombre y la mujer "y los dos vendrán a ser una sola carne" (Gn 2:24) y abierta a la vida “y hecholes su bendición, y dijo: creced y multipicaos” (Gn 1:28). El homosexualismo no solo no lleva a cabo ninguno de estos dos valores inherentes a la sexualidad humana, tal y como Dios la creó: la “unión en una sola carne” en el matrimonio y la procreación. Pues la relación homosexual es la unión entre “dos medias carnes” y podridas, y nunca jamás llegarán a ser una sola carne. Y de esa unión no nace la vida sino la muerte, de los dos, la muerte de eterna condenación.

Los pasajes más directos y específicos de la Biblia contra la práctica homosexual se encuentran en el Levítico 18:22; 20:13 y en 1 Corintios 6:9-11:

1. "No te echarás con varón como con mujer, es abominación" (Lv 18:22).

2. "Si alguno se juntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos, sobre ellos será su sangre" (Lv 20:13).

3. "¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones (sodomitas), ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios" (1 Co 6:9-10).

Algunas veces se escucha, como apología al homosexualismo, recurrir a observaciones de “homosexualidad” en algunas especies de animales. Lo que como excepción de la regla algunas veces pudiera suceder, muy pero muy raramente y extraídos de su contexto natural. Y efectivamente en una oportunidad alguien observó a un cerdo macho en coito con otro cerdo macho, y por la eyaculación del cerdo que hacía las veces de hembra se pudo colegir que este último también sentía placer sexual. Pero estos eran animales, CERDOS, que no tenían nada que perder en este acto contra natura, que probablemente Dios ni lo toma en cuenta, puesto que los animales no han sido creados con discernimiento moral.

En cambio los humanos, creados a semejanza de Dios, en un acto homosexual lo pierden todo, pierden la paternidad de Dios, pierden su alma, porque con estos actos están desafiando a Dios, escogiendo la paternidad de su enemigo, el diablo. (Juan Cap 3-8): “Quien comete pecado, del diablo es hijo, porque el diablo desde el momento de su caída continúa pecando”; (Juan Cap 8-44): “Vosotros sois hijos del diablo, y así queréis satisfacer los deseos de vuestro padre; él fue homicida desde el principio”.

En consecuencia la legislación humana de aceptación del matrimonio homosexual es un abierto desafío a Dios.


Directorio de Sitios en Español

No hay comentarios: